El río Duero es el que vertebra el paisaje y determina el carácter del terruño de Abadía Retuerta. Un arduo trabajo, el realizado por sus manos expertas, que comenzó con la identificación de las diferentes parcelas de viñedo en función de la variedad plantada, el tipo de suelo, la exposición, la altitud, entre otras tareas para asentar sus preciadas vides.
Un total de 54 parcelas diferenciadas se identificaron, las cuales se enclavan colindantes a la abadía a una altitud de 720 metros y, al otro lado del Duero, en las laderas a 850 metros de altitud.
La devoción, la perseverancia y la tradición están intrínsecas en el carácter de Abadía Retuerta. Su minucioso trabajo al elaborar todas las parcelas de manera individual, con el máximo respeto a la uva utilizando la gravedad en todos sus procesos.
La singular peculiaridad y su gran variedad de suelos hacen únicos e inimitables los vinos de Abadía Retuerta.
Los caracteres aromáticos y gustativos de los vinos, así como su color pueden variar según la procedencia y composición de suelos: calizos, molasas arcillo-calizas, sedimentos arcillosos, arenas o gravas arenosas…
La particularidad del valle en el que se sitúa, que es más estrecho que en resto de la Ribera del Duero, magnifica los vinos de Abadía Retuerta, los hace únicos. Sus laderas son más próximas entre sí que en otras zonas, lo que hace que las temperaturas desciendan…
En el Valle del Duero durante el ciclo de la vid se producen grandes oscilaciones de temperatura, entre el día y la noche, unido a sus suelos pobres, hacen que se den condiciones ideales para el cultivo de la vid.
El terroir donde crecen nuestras vides es de gran complejidad debido a milenios de erosión, aluviones y sedimentación.
Reserve una estadía de 3 noches y le invitamos a una noche más para seguir disfrutando del entorno y las experiencias de nuestro destino de ensueño.
Más información